Las puertas automáticas que no funcionan correctamente pueden representar un grave riesgo de seguridad. Más allá de la incomodidad de no poder abrir o cerrar la puerta, existen peligros reales que no deben subestimarse, como paradas de emergencia que no funcionan, sensores que no detectan obstáculos, puertas que no cumplen con la fuerza máxima permitida o incluso puertas que se cierran solas sin motivo aparente.
Detectar y actuar ante cualquier anomalía es clave para proteger a los usuarios y garantizar que la puerta cumpla su función de manera segura y eficiente. En este artículo revisaremos los fallos más comunes, cómo identificarlos y qué medidas tomar para solucionarlos.

Problemas más comunes y cómo solucionarlos
1. Sensores que no funcionan
Uno de los problemas más habituales en puertas automáticas está relacionado con los sensores de seguridad. Cuando estos dispositivos dejan de funcionar correctamente, la puerta puede no abrirse o cerrarse como corresponde, lo que no solo genera inconvenientes, sino que puede ser peligroso para personas o vehículos cercanos. Esto ocurre con frecuencia en puertas seccionales, correderas y batientes. Las causas principales suelen ser la acumulación de suciedad sobre el sensor, desalineaciones provocadas por golpes o simplemente el desgaste natural del tiempo.
Para evitar problemas graves, es fundamental mantener los sensores en buen estado. Algunas acciones recomendadas incluyen:
- Limpiar los sensores regularmente con un paño suave y seco.
- Ajustar la alineación de los sensores si se han desviado.
- Reemplazar los sensores defectuosos que no funcionen correctamente incluso después de la limpieza y el ajuste.
Una revisión periódica de los sensores no solo previene fallos, sino que también asegura que la puerta cumpla con las normativas de seguridad vigentes.
2. Fallos en el motor
El motor es el corazón de cualquier puerta automática. Cuando este elemento falla, los síntomas pueden variar: La puerta puede moverse demasiado lenta, demasiado rápida, o incluso dejar de moverse por completo. Estos problemas son frecuentes en puertas seccionales, enrollables y batientes, y normalmente se deben a sobrecalentamiento, desgaste de componentes internos o defectos mecánicos.
El mantenimiento preventivo es esencial para prolongar la vida útil del motor y garantizar su correcto funcionamiento. En muchos casos, un técnico especializado puede identificar el componente específico que falla y reemplazarlo, evitando la necesidad de sustituir todo el motor. Las medidas prácticas incluyen:
- Revisar y mantener regularmente el motor según las indicaciones del fabricante.
- Sustituir únicamente los componentes defectuosos cuando sea posible.
- Reemplazar el motor completo si los problemas persisten o el desgaste es demasiado avanzado.
3. Problemas de alimentación eléctrica
La correcta alimentación eléctrica es fundamental para el funcionamiento de las puertas automáticas. Cuando hay cortes de energía, cables dañados o fallos en la red eléctrica, la puerta puede dejar de funcionar o hacerlo de manera intermitente, generando riesgos tanto para los usuarios como para los objetos cercanos.
Para garantizar un funcionamiento seguro, es recomendable:
- Revisar periódicamente las conexiones eléctricas y el estado de los cables.
- Instalar una fuente de alimentación ininterrumpida (UPS) si la puerta se encuentra en una zona propensa a apagones frecuentes.
- Comprobar todo el sistema eléctrico del edificio para asegurarse de que no existen problemas subyacentes que puedan afectar a la puerta.
4. Fallos del mando a distancia
El mando a distancia es el principal medio de operación para las puertas automáticas, y cuando falla, puede causar confusión y generar situaciones peligrosas. Los fallos suelen deberse a baterías agotadas, problemas en la señal de transmisión o defectos en el propio mando.
Antes de reemplazar cualquier componente de la puerta, conviene descartar que el problema sea del mando:
- Reemplazar las baterías del mando para asegurarse de que no es el origen del fallo.
- Reprogramar o resetear el mando según las instrucciones del fabricante.
- Sustituir el mando si los problemas persisten, confirmando que la puerta y los demás componentes funcionan correctamente.
5. Rodillos y rieles
Los rodillos y rieles permiten que la puerta se desplace suavemente. Cuando están desgastados o sucios, la puerta puede moverse de manera irregular, hacer ruidos extraños o incluso quedarse atascada. Este problema es muy común y se intensifica con el uso diario y la exposición al polvo, la humedad o la suciedad ambiental.
Para mantener los rodillos y rieles en buen estado, conviene:
- Limpiar cuidadosamente las guías y los rodillos con un paño húmedo.
- Lubricar todas las piezas móviles para reducir fricción.
- Sustituir las piezas que presenten desgaste evidente o generen ruidos inusuales.
6. Fallos eléctricos y ruidos
Los cortocircuitos, fusibles quemados o motores defectuosos pueden generar ruidos extraños, como chirridos o golpes, y provocar un funcionamiento irregular de la puerta. Revisar el cableado, limpiar los sensores y verificar los fusibles son pasos iniciales, pero si los problemas persisten, es imprescindible que un técnico especializado inspeccione el motor y los componentes eléctricos.
7. Factores externos
El funcionamiento de las puertas automáticas también puede verse afectado por factores externos como frío extremo, calor intenso, humedad, barro acumulado o golpes accidentales. Aunque algunos problemas se pueden solucionar con limpieza o ajuste, en estos casos suele ser más seguro contactar directamente con un profesional para evitar daños mayores.
Mantenimiento preventivo
Un mantenimiento regular no solo asegura que la puerta funcione correctamente, sino que también prolonga su vida útil y previene accidentes. Deben revisarse todos los elementos mecánicos y eléctricos, lubricar las partes móviles, comprobar sensores y fotocélulas de seguridad, ajustar guías y alineación, revisar la batería de respaldo y limpiar periódicamente la puerta.
En España, el mantenimiento de puertas automáticas está regulado por la normativa UNE-EN 12635 y el Código Técnico de Edificación (CTE). Estas regulaciones obligan a mantener las puertas en condiciones seguras, cumpliendo criterios de accesibilidad y minimizando riesgos de accidentes. La frecuencia recomendada varía según el tipo de puerta: Las residenciales cada seis meses, las de uso intensivo (industrial o comunitario) cada tres meses, y aquellas sujetas a normativa especial, como cortafuegos o puertas de emergencia, deben seguir la legislación vigente.
Qué no hacer
Intentar arreglar una puerta automática sin conocimientos puede ser peligroso. Evita:
- Quitar los sensores para “forzar” el funcionamiento.
- Utilizar lubricantes inapropiados.
- Manipular el cuadro eléctrico sin desconectar la corriente.
Ante cualquier duda, contacta con un profesional certificado para garantizar seguridad y eficacia.
Tabla comparativa de problemas y soluciones
| Problema | Causa | Solución | Responsable |
|---|---|---|---|
| No abre / no cierra | Sensor sucio / desalineado | Limpiar, ajustar, reemplazar | Usuario / profesional |
| Puerta lenta | Rodillos o rieles desgastados | Lubricar, reemplazar piezas | Usuario / profesional |
| No cierra completamente | Sensor mal calibrado | Ajustar sensibilidad, alinear puerta | Profesional |
| Motor no funciona | Desgaste / sobrecalentamiento | Revisión, mantenimiento, reemplazo | Profesional |
| Fallos eléctricos | Cortocircuitos / fusibles quemados | Revisar cableado y fusibles | Profesional |
| Ruidos extraños | Bisagras flojas / rodillos desgastados | Ajustar o reemplazar piezas | Usuario / profesional |
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